El buen pastor da su vida por las ovejas.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 10, 11-18
En aquel tiempo, dijo Jesús: «Yo soy el
buen Pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas; el asalariado, que no es
pastor ni dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; y
el lobo las roba y las dispersa; y es que a un asalariado no le importan las
ovejas.
Yo soy el buen Pastor, que conozco a las
mías, y las mías me conocen, igual que el Padre me conoce, y yo conozco al
Padre; yo doy mi vida por las ovejas.
Tengo, además, otras ovejas que no son de
este redil; también a esas las tengo que traer, y escucharán mi voz, y habrá un
solo rebaño, un solo Pastor.
Por esto me ama el Padre, porque yo entrego
mi vida para poder recuperarla. Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente.
Tengo poder para entregarla y tengo poder para recuperarla: este mandato he
recibido de mi Padre».
CONTEXTO
El
texto que acabamos de leer está enmarcado en un contexto más amplio de polémica
entre Jesús y los judíos (fariseos), después de la curación del ciego de
nacimiento.
Quien
no entra por la puerta, es ladrón y bandido. Quien no es dueño de las ovejas, sino
asalariado, no está dispuesto a dar la vida por ellas. La mejor prueba de que
la parábola iba contra ellos, es que al final del relato nos dice que los
judíos cogieron piedras para apedrear a Jesús.
Aunque hemos abandonado los relatos pascuales, no nos salimos del tema pascual, la Vida. El único mandato que Jesús recibe del Padre es que dé Vida.
EXPLICACIÓN
El
problema que tenemos hoy nosotros para comprender la alegoría del buen pastor,
es que apenas sabemos lo que es un pastor; mucho menos podemos hacernos la idea
de lo que sería un "buen pastor". En nuestro tiempo un
pastor no conoce a cada oveja por su nombre, ni las ovejas reconocen a su
pastor.
En
tiempo de Jesús, el pastor era, casi siempre, el dueño de un pequeño número de
ovejas, a las que cuidaba como si fueran miembros de la familia, incluso
cobijándolas bajo el mismo techo, llamándolas por su nombre propio. Es natural
que así fuera, porque de ellas dependía el sustento de la familia; lana, leche,
carne, piel, abono, contribuían a la subsistencia de sus miembros.
La
figura del pastor modelo está en contraposición con la figura del mercenario.
El pastor que es dueño de las ovejas, actúa por amor, aunque sea interesado, y
no le importa arriesgar su propia persona para defenderlas de cualquier
peligro. El mercenario actúa por dinero, las ovejas le traen sin cuidado.
En
el libro de Esdras 5,18 se dice: “No nos abandones como un pastor su rebaño en
poder de lobos dañinos”. La figura del lobo está en paralelo con la del ladrón
y bandido, (de la que habla un poco más arriba) que arrebata y dispersa. Precisamente
lo contrario de lo que hace Jesús, reunir las ovejas dispersas (Jn 11,52)
La
imagen del pastor fue muy utilizada en el Antiguo Testamento. Se aplicó a los
dirigentes, muchas veces para llamar la atención de que no cumplían con su
deber de cuidar como debían del pueblo. También se aplicó al mismo Dios que, cansado
de los malos pastores, terminaría por apacentar Él mismo a su rebaño.
La
única idea totalmente original de Juan es la de dar la vida por las ovejas.
Seguramente es una interpretación de la vida y muerte de Jesús como servicio
total a los hombres. Hay que recordar una vez más, que no se trata de un
discurso de Jesús, sino de una manera de trasmitir lo que los cristianos de
aquella comunidad pensaron sobre él durante setenta años.
Yo
soy el buen pastor. No se trata sólo de resaltar el carácter de bondad y de
dulzura. Con la traducción oficial queda devaluada la expresión. Además “bueno”
en griego, sería agathos. Kalos significa bello, ideal, excelente, único en su
género o modelo de perfección. Denota perfección suma. No se dice sólo de las
personas: el vino de calidad de la boda de Caná (Jn 2,10). Sería el pastor por
excelencia, único. Pastores “buenos”, puede haber muchos. Pastor ideal sólo
puede haber uno.
El
tomar el evangelio que acabamos de oír como excusa para hablar de los obispos y
de los sacerdotes como pastores, no tiene ni pies ni cabeza. La tarea de los
dirigentes religiosos no tiene nada que ver con lo que nos quiere decir el
evangelio sobre Jesús. Todos somos ovejas de Jesús, no del obispo o del
párroco; mucho menos si siguen empeñados en que, en vez de ovejas, seamos
borregos.
El
buen pastor se entrega él mismo por las ovejas. La vida
(psukhên) se identifica con la persona. En griego existen tres palabras para
designar vida: bios, zoê)y psukhê. No significan exactamente lo mismo, y por
eso pueden causar confusión. Psukhên significa persona, es decir, capacidad de
sentimientos y afectos.
Tithesin
no significa dar, sino poner, o mejor, exponer, arriesgar. Como pastor
excelente, Jesús pone su persona al servicio de los demás durante toda la vida.
Jesús se desvive por los demás. Dice el DRAE: desvivirse: Mostrar
incesante y vivo interés, solicitud o amor por una persona. Es exactamente lo
que queremos decir aquí de Jesús.
La
entrega de la vida física, es la manifestación extrema de su continua entrega durante
su vida. Quien no ama hasta dar la vida no es auténtico pastor. El máximo don
de sí, es la comunicación plena de lo que él es.
No
se trata de que, por su muerte, se nos conceda algo venido de fuera. Se trata
de que su vida, puesta al servicio de los demás, prende y se desarrolla en los
demás. Cuando seamos capaces de darnos sin límites, será la prueba de que su
Vida está en nosotros.
Conozco
a las mías y las mías me conocen. No se trata de un conocimiento a
través de los sentidos o de la razón. En el Antiguo Testamento el conocimiento
y el amor van siempre juntos.
Ese
conocimiento mutuo es una relación íntima, por la participación del Espíritu.
Esta reciprocidad nos lanza a años luz de la simple imagen de oveja y pastor.
Este mutuo conocimiento-amor, lo compara con el que existe entre Jesús y el
Padre.
La
comunidad de Jesús no es una filiación externa, sino una experiencia-vivencia
de amor. No se trata de la pertenencia a una institución, sino de la unidad de
ser y acción en el mismo Espíritu. El descubrimiento vivencial del amor de Dios
al hombre lleva a dar la vida.
Tengo
otras ovejas que no son de este atrio. Sitúa Juan su evangelio en el amplio
contexto de la creación. De ahí deduce la visión universalista de la misión de
Jesús. Los supuestos privilegios del pueblo de Israel, desaparecen en beneficio
de una comunidad universal.
Ya
en el prólogo habla de la “luz que ilumina a todo hombre”. Es una pena que nos
hayamos olvidado de esta visión. Todos los seres humanos pertenecen al mismo
dueño y de todos cuida con la misma solicitud.
Tal
vez la idea religiosa que más daño ha hecho a nuestro cristianismo, es la de
creernos elegidos, y que Dios era propiedad exclusiva nuestra. Todas las
religiones han caído en esa trampa; la nuestra ha sido la más exagerada en esa
reivindicación de una exclusividad de Dios. "Fuera de la Iglesia no hay
salvación".
Aún
hoy, la idea que tenemos de ecumenismo es raquítica; unirnos todos los que
creemos en Cristo. ¿Para hacer frente a los adversarios de una manera más
eficaz? La imagen que damos de Dios es lamentable y mezquina. Para nada es la
del Dios de Jesús.
Un
solo rebaño, un solo pastor. La ausencia de conjunción "y"
o preposición "con" entre los dos términos, quiere indicar que la
relación entre Jesús y el rebaño no es de yuxtaposición ni de compañía. Jesús
como fuente de Vida es el aglutinante que constituye la comunidad como tal.
No
puede ser encerrada en institución alguna, ni nacional ni cultural ni
religiosa. Su base es la naturaleza del hombre acabado por el Espíritu que da
cohesión y unidad interior. Jesús no ha creado un corral (la Iglesia) donde
meter sus ovejas, todos los hombres forman parte de su rebaño. Esto seguimos
sin entenderlo, después de dos mil años. Va siendo hora de que abandonemos la
seguridad de nuestros supuestos privilegios.
APLICACIÓN
La
disposición a dar Vida, es la categoría intelectual que empalma estos relatos
con el tiempo de Pascua que estamos celebrando.
Decíamos
que la raíz de la experiencia pascual era que Jesús seguía vivo y estaba
comunicando Vida a la comunidad. Es mucho más que celebrar la muerte y creer en
una vuelta a la vida. Se trata de descubrir que Jesús comunica a otros lo más
valioso de sí mismo.
Como
los primeros cristianos, nosotros tenemos la misma posibilidad de hacer nuestra
esa Vida. Se trata de la misma Vida de Dios, de su amor que se
nos entrega incondicionalmente.
"El
Padre que vive me ha enviado y yo vivo por el Padre; del mismo modo el
que me come vivirá por mí". El que me come, quiere decir el que me hace
suyo, el que se identifica con mi manera de ser, de pensar, de actuar, de
vivir. Si Jesús es pan de Vida, no es porque lo podemos comer a él, sino porque
nos capacita para dejarnos comer. Si no me desvivo por el otro, es que su Vida
aún no se ha desplegado en mí.
En
la medida que cada uno de nosotros hayamos hecho nuestra esa Vida, estaremos
dispuestos a desvivirnos por los demás. Como la vida biológica, esta Vida es un
“movimiento desde dentro”.
El
salir de sí mismo e ir a los demás para potenciar su misma Vida, no debe
depender de las circunstancias; es un movimiento que tiene su origen en esa misma
Vida que se me ha comunicado y que no tiene más remedio que manifestarse en la
entrega a los otros, sin ninguna clase de distinción. El amor que nos pidió
Jesús, está reñido con cualquier clase de acepción de personas. No estamos
acostumbrados a tener este detalle en cuanta, y así creemos que es amor lo que
no es más que recíproco interés o simpatía visceral.
Amar,
servir al que me ama y sirve, no es garantía ninguna del amor cristiano. Ayudar
al que puede ayudarte y ser amable con la persona que puedes necesitar no es
más que un sutil despliegue de egoísmo.
Si
no atendemos a este detalle en nuestras relaciones con los demás, fácilmente
podemos creernos en la cima del cristianismo, simplemente porque somos capaces
de sacrificarnos por aquellos de los que dependemos.
Meditación-contemplación
“Yo doy mi vida por las ovejas”.
Trata de descubrir el verdadero
sentido de esta frase.
No se trata de dar la vida
muriendo,
sino de poner toda tu vida al
servicio de los demás.
…………………..
Solo lo que se da, se gana.
Todo lo que se guarda, se pierde.
Si te empañas en salvaguardar a
toda costa tu vida,
habrás desperdiciado tu
existencia.
……………….
Nadie va a exigirte que entregues
tu vida muriendo.
Pero, de tu vida solo permanecerá
lo que entregues.
No pienses en grandes sacrificios
y renuncias.
Date poco a poco en las cosas más
sencillas de cada día.
……………….